Minutos de silencio


La operación había resultado exitosa. Evolucionaba bien entre si salvarse o no. Entre cavilaciones que no sabía cómo y con que pretexto adomercían su mente en todo instante. Seguía férreo, atado a determinadas reglas. No congelaba el jubilo. Recordaba a su amada y cada día se enamoraba más de ella. En un momento la hizo su diosa y no sorprendió con su belleza sobreentendida. Mario miró por la ventana, y la reconoció.

- Sabés que puedes contar conmigo.
- No quiero seguir contando los días sin vos.
- Vení conmigo.

Era la desición más acertada. Luego no tendría más tiempo para quererla. No se salvó.

0 Protecciones: