Tendencia absoluta a decir no gracias y la secuela extrema de poseer la triste y sencilla soledad que tanto añoran los que tristemente son célebres y lamentablemente no pueden revivir.

Cuando vas a la plaza y quemas un papel no sabes si despues de la medianoche la cara de tu madre seguirá llorando porque en las cenizas del papel se habrán ido veinte seres amados.

Habiamos estado tomando, y la insulte. Desenfrenada empezo a esconderse entre sus manos, con un vaso de alcohol de cebada, y en un momento no la vi. Tambalié hasta el carro y la encontre. Era el tercer piedrazo que le daba al parabrisas, al verme se apuro en darle dos más y corrió, yo detrás de ella con la cabeza estallándome. Supe desde un principio que se dirigía a casa de mi madre, no iba allegar, al doblar la esquina la cogí del brazo, la giré y le golpeé la cara como si no se tratara de una dama, ella se safó, no sé como, corrió hasta la puerta y tocó el timbre frenéticamente y la vi desaparecer en el umbral, me levanté y sacudi la arena que se me había metido, fui enfurecido a embestir la puerta, la llave me permitió abrirla e ipso facto procedí a buscarla, mi madre grita, encuentro la cara escondida de ella y el mundo se congela, en un universo paralelo nos encontramos solo y le digo que la quiero, en el mundo real la golpeé y me fui.

Este es el juego del pato cua-cua que divertido y alegre será, baygó, baygó, baygó, quince.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, miras entre la blusa de la rubia, seis, siete, ocho, nueve, diez, te agachas para que no se den cuenta, once, doce, trece, catorce, quince.

Gané, dijo ella.

Su hedor era repungnante, apestaba a estiercol, no se había bañado hace dos días y la humedad de esta ciudad de porquería hace que me pique todo el cuerpo.

Me apesta, me apesto, apenas puedo caminar sin sudar negro, a veces me pregunto si mi madre me viera, no diría lo que mencionó cuando salí de Jauja, mi hijo se va a triunfar me dijo, ja, mira que bien he triunfado madre, apenas y puedo lavar uno que otro carro, lo bueno es que el malecón está cerca, pero no puedo dejar de trabajar, sino mañana no voy a comer.

Cecilia bajaba como todos los días las escaleras de su departamento, abrió la reja y un hombre carismáticamente se le acercó y le pidió que le llenara el balde con agua, obedeció de la mejor, el hombre le agradeció muy amablemente, qué educado ese señor, pensaste.

Cuando le devolvió el balde lo primero que hizo fue llevarse un poco de agua a los labios, luego me mojé la cara y continuaste trabajando loquito, así es la vida, que le hacemos.

Le sangraba la cabeza pero aun así queria mirarlo a los ojos, no se rendía, no quería ser el hazmerreír de sus compañeros, el Loco Sonámbulo le estaba ganando la batalla, él quería más, estaba adormecido cuando de pronto se hizo la luz.

El Loco apareció tres metros más adelante, sangraba de la cara, exactamente no sabía de donde, el charco se iba formando el chirrido se intencificó, nadie pudo socorrerlo, empezamos a huir y me seguía sangrando la cabeza, a lo lejos los caballos se acercaban pero aún no veía la entrada al pueblo, aún seguíamos corriendo, el Loco seguía desangrandose en el pavimento, los caballos repicaban y el sonido de las trompetas sacudia el silencio en el desierto, no se movía yo simplemente veía como escapaba el vehículo, tras los caballos un grupo de carretas se iban movilizando, me dolía demasiado la cabeza como para pensar en los problemas que vendrían, se detuvieron en el precipicio y exclamaron libertad, al oír ese grito sólo atiné a caminar más despacio, abroche mi casaca y decidí que la proxima vez no tomaría demasiado. La proxima vez mis víctimas no sufrirían demasiado.

Nunca aprendí a despredirme, y ahora ni lo hice. Volví a verla después de un mes, volví a quererla en vivo y en directo, en lo palpable de la vida, en carne y hueso, volví y quería que no se separe de mí.

Pero ella estuvo un poco triste, algunas cosas se le habían juntado y no pudo, no pudimos concretar un cita remotamente pactada, te entiendo, es difícil aceptarlo, pero si yo no lo hago, ¿quién te va a comprender? Quién se va a resignar en sus pensamientos mientras te tienes que ir con los ojos acongojados. Tienes amigas por montón, pero algo ves en mí que te hace confesar algunas cosas.Te beso, sé que probablemente ya no te vea antes de irme, tu sabes lo que siento por ti, tu sabes que hago de todo por verte, y también sabes que yo no aprendí a despedirme.

Hoy me senté a escribir y no pararé hasta pararme. He llegado a este estado luego de que mi organismo dejó de asimilar alcohol. No puedo pensar en nada y los que escribo ahora es de la nada, de las cosas que no tienen importancia por ahora, de las cosas que realmente no existen, de todo y de nada a la vez, no puedo pensar cosas concretas y abstraigo cualquier palabra que se me venga a la mente (la canción que escucho es buena), tengo ganas de orinar, otra vez.

Un cuento para que empiezen a disfrutar los asuetos de Semana Santa:


Descarguen el archivo, no sean flojos :D