Ella dice no y yo callado agacho la cabeza y me comienzo a retirar dejando los billetes en la mesa. Sin arrepentirme de nada camino por el malecón. Fue un gran idea traerla a un restaurante como estos que quedan tan cerca al mar, ese mar tan verde por la suciedad, que pone autista si es que tan solo me paro frente a el sin zapatos.
Camino por arena humeda que apenas transmite su frio a la planta del pie del cual cojeo, y las algas se enredan entre algo mas que solo mis pies y la arena, se enredan con todo, con los sentimientos y con la sensacion de sentirse atrapado y sin salida. Se queda callada mi conciencia y empiezo a divagar dentro de mi propio pensamiento.
Pienso que seria muy bonito caminar por aqui de día y no de noche como hoy. Tengo calor y me quito el saco y la corbata mientras los voy dejando tiradas por la playa. Ella debe estar impaciente, sin saber que hacer o decir, simplemente se debe haber atornillado a su silla esperando que salga del baño.
Cojo el saco y la corbata y corro hacia la terraza del Buen Sabor. Me acerco a su oido y le digo: Quieres casarte conmigo?
Ella dice no y yo callado agacho la cabeza y me comienzo a retirar dejando los billetes en la mesa.