Fotografía: Carlo Reátegui
a LCA

Estabas sentada viendo como una de tus pasiones era emulada en pantalla semi-gigante. Luego te enteraste que estábamos usando tus ideas para aprender. La tercera vez pasaste sonriente y saludando; la cuarta fue parecida, pero de noche y por lugares ajenos que apenas recorremos diariamente. La última estabas, pero no estabas.

Ahora te leo.