Imagen: RXD by me

Se pasa la vida caminando delante de mí como si por asomo mi vergüenza se canse de ocultar lo que verdaderamente siento. Silbo, me mira intrigada y escondo mis labios después de pasarle la voz. Mis manos tiemblan y no es por verla sino que se han acostumbrado al café. No puedo dejarlos. ¿Y si mañana volteara y simplemente se apague el mundo? Sus manos tantearían el oscuro hasta rozar mis manos temblorosa. Se asustaría y tal vez gritaría. Soy yo, dije. Pude sentir que reía y me tranquilicé. La abracé y permanecimos así. Las luces no volvían y cada vez que respiraba me iba despertando más y más.
Imagen by Pumpkin

Sacude las manos una vez mas, mírate el raspón que tienes en la palma derecha.

La tierra es dura en estos lares, a veces está rellena de piedras para que la lluvia no corroa mucho las bases. Ella sigue arriba, tiesa y silente como un mimo, como si por primera vez nadie la estuviera mirando y el viento no remeciera las ramas más largas del árbol que con placer la posee. La miro y me estremece el cuerpo, veo su cuello mal posicionado, como si fuera a caer y presiento que al despertar tendrá un dolo maldito que la molestara tanto o más que yo. Si respira muy fuerte se caerá, pienso. No lo dudo más y cojo el cedro como palpando algún respaldo por donde pueda llegar a la cumbre.

Mírate como lo intentas, cómo sin darte lo estás entregando todo por mí, te falta muy poco para llegar, toma mi mano, mira que abro los ojos, te sonrío. Ahora trépame a mí también.