Queda marcada por las procesiones
un pie
dos pies
tres pies
cien pies
mil pies
y tirada en el piso
empieza
a morir
a reir
a reir de su propia desgracia
a resbalar en su propio olvido
y no llora
y no sufre
y acompaña la procesión con su canto
y engalan la noche
con su fehaciente esperanza de encontrar a aquel niño
que la dejo ahi tendida
esperando a su madre
que cultivo aquella rosa
como lo que más quería
como lo que más odiaba
como lo que nunca pudo cultivar
y como lo que su hijo
no dudó en matar
de un pisoton
de mil pisotones, perdida en el mar de gente
que no sabe donde se encuentra
perdida simplemente
por un niño caprichoso
que no la tenia en mente