La estolida noche

10:30 p.m San Borja Norte

- Ya Belezeta, alamos.
- Ok, pepepe, buen examen.
Me despedí de Ajotaerre y me dispuse a caminar, sí, caminar. La avenida estaba desierta, las personas simplemente eran raras en ese espeso horizonte nocturno. Esa noche era sólo yo y una ciudad pintarrajeada de gris con un toque caluroso. No debemos de bajar de los 23°C, por suerte estoy en bermudas y polo. Sigo caminando, por mi mente pasan fracciones de la noche, fracciones de alegría, estupidez y - sobre todo - compañía. Las Artes Norte. Un grifo, dos para ser mas exacto. Ahora un grupo de skaters desafian a la gravedad de Newton con sus acrobacias, yo, por supuesto, sigo caminando. Gálvez Barrenechea. Hace algunas horas también estuve por aquí, pero en esa ocasion no iría hacia el mismo rumbo, seguiría hacia el oeste. Me convertí en el raton de mi propio raton de laboratorio, en mi propia bolilla metalica dentro de un laberinto.

10:50 p.m Los Santos efímeros

Sigo en Las Artes. Corro. No sé por qué, pero si hay gente que corre hacia el pentagonito, por qupe yo no puedo correr mucho antes del siguiente día pero en dirección contraria. Simplemente corro - ¡Mierda, mis viejos me van a matar! - aunque nadie puede verme. Nadie pasa cerca de mí, los sanisidrinos estan durmiendo, otros deben estar en Asia, Santa María y los que disponen de más tiempo en Máncora, es sábado. A espaldas del San Agustín, otro grupo de skaters se ha parado y hablan entre ellos. apuro el paso, la imagen de un moreno santo peruano me espera en la acera del frente. Un sms. Cómo estas, bien, y ¿tu?

11:10 p.m No hay Ca(r)naval en Panamá

Doble la esquina - como si fuera posible - y ya estoy cerca de donde tomaría un carro que me llevaría a un deleite azucarado o salado - léase Delicias - pero no. No se ve un solo cuerpo motorizado por la famosa avenida de nombre centroamericano. A esta hora ya no pasa, tengo que caminar más, cerca queda una avenida de conocido nombre, abundan princesas cuando ya es muy tarde.

11:20 p.m Buscando la avenida del placer callejero

Un conjunto de lucecitas transitan por debajo de mis pies, más exacto seria decir por debajo del puente. La vía expresa no se ve tan congestionada, la JP si, a lo lejos la veo y me aliento a pensar que evité pasar por ahí. Todos los comercios estan cerrados, un miembro del serenazgo me mira atento mientras atravieso por delante de él. No veo nada interesante y prosigo en mi lento caminar, veo una notaria y una serie de instituciones, de hecho todas cerradas. En una de las esquinas, bueno cerca a una de las esquinas un personaje encorbatado le pide una respuesta a una señorita recatada de igual vestir que se acaramelea y dice: no sé. Me hago vagas ideas de su proposición, pueden ser muchas, hoy es 14 de febrero. En la Av. Arequipa pasan varios carros pero - casi - todos van a San Juan de Miraflores por Aviación. Vienen dos, corriendo, alzo el brazo, no parar: correteo. Se alejan los Chamas y yo pudriéndome en la famosa avenida. En el siguiente microbus le pago un sol cincuenta al cobrador y me hago de un lugar al fondo. me acomodó y me dispongo a viajar a Chorrillos. Hay trafico en general por Miraflores, y en mi cerebro también hay trafico, me duermo. Sólo cabeceo. Me sacudo del estupor, una señortita me mira atenta (traducción: roche). Larco, duermo, Reducto, Grau, tráfico, tráfico, tráfico.

12:00 a.mUn caos llamado Barranco.

Nos quedamos atorados en un espeso tráfico. Mierda. Avanzamos 5 metros cada tres, cuatro o cinco minutos. Cabeceo otra vez, la misma chica sigue mirandome. El carro no avanza y el bochorno empieza, por las ventanas no entraba nada. Se va despejando el tráfico, ya salimos, compare' acelera que me quedo dormido.

12:20 a.m La luz al final del tunel

Corre aqui, correo allá, llegamos a Chorrillos o más especificamente a la Av. Huaylas. Esa avenida por la cual los sabados van algunos varones a visitar, a sus mujueres, al penal de Santa Mónica (lean Día de visita). Pero a esta hora hay menos carros y se le hace más facil a mi - nuestro - conductor llegar a su destino, o por lo menos al mío. El sueño vuelve, pero ahora es otra chica que me mira cabecear (pobrecito, da risa, diría) y yo arrochado me sobo los ojos y sigo firme en llegar despierto a mi destino y no pasarme el paredero. Curva-Santa Anita, anuncia el cobrador y me bajo. Otros me siguen, no me fijo si la chica también lo hace, no me importa estoy arrochado porque, aunque no lo demostrara, en sus ojos se notaba que se moria de risa al verme. Shet. Subo apresurado a un carro: al tupac. Una anciana me ofrece un chocolate. Cuánto cuesta, treinta centimos, pago con cincuenta y la - vivaracha - mujer se hace la "loca" y no me da el vuelto. Me llega. Creo que mejor hubiera suvido a un taxi. Qué más da, ya estoy dentro y el carro ya paso casablanca.

1:00 a.m Alpinista urbano

La cordillera blanca es la zona donde se ve claramente el cabio de la costa a la sierra, en este caso es la avenida donde se encuentra mi heptageniara abuela, - sí, 75 años para ser más exacto y más parada que el profesor Carrasco - en la esquina un grupo de borrachosos vecinos estan celebrando o talvez matando penas. Tengo miedo. Tengo un celular, algo más de diez soles en el bolsillo y - suena raro - una pulsera. Mi caminar se hace menos pausado. La arena que predomina en Delicias me roza los pies. Cuarta cuadra que subo, un vigilante barbudo se ha puesto a descansar en su labor nocturna, sopla el - que no suene grosero - pito. Llego a la puerta, caigo rendido. Zapatillas, medias, bermudas, polo, me pongo el pijama. El calor me mata, pero mi - salado - cuerpo pide a gritos descansar, será mañana. Por el momento empezaré a desear que nadie piense en mi en lo que queda del sueño.

2 Protecciones:

Laura Zaferson dijo...

Ese fue un largo viaje. ¡Empezaste por mi casa en Lima! :)

Belezeta dijo...

haber si algun día me dejas tu direccion :D