Te llaman calle

Imagen By Jaaat

Tengo la cabeza en otra parte. No sobre el cuello como todas las personas. Tengo la cabeza más o menos a la altura del corazón. Llevo pertenencias mías que no ocupan lugar alguno, vienen así, conmigo, una joroba le dicen, otros la insultan y es apenas un pedazo de carne y vértebras que sobresalen de mi espalda. Todos cargan sus cruces, yo cargo una joroba.

Siempre estoy oculto, como el de Notre Dame mirando como pasan las ninfas esas por las calles agitando sus carteras como si fueran vacas, espantándose las moscas y convocando a los bichos que como sombras se deslizan subrepticiamente por las calles de esta maldita ciudad. Si supieran que alguien los ve, ve todo lo que hacen y tratan de hacer, sus juegos, sus intentos de ósculo, sus malditas billeteras que se abren y paran un taxi. Yo los veo y te reconozco.

Siempre altiva, siempre rubia, siempre sucia. Eres tú y te llaman calle. Antes solías alzar la mirada y regalarme una sonrisa. Antes. Cuando era más joven y mi cara era lozana aún. Ahora la barba me cubre la cara y tu repulsión se refleja en los tantos clientes que recoges cada día. En qué momento te volviste tan frívola. La vida también te ha pasado factura. Estas rubia, pero gorda y vieja. Ya casi nadie quiere conversar contigo sobre negocios, pero eres la elegida entre los adolescente que se quieren volver hombres. Ilusos, decías. Por qué no se consiguen una mujer, decías. Antes eras buena, me prestabas tus juguetes mientras te quedabas en casa. Tu madre te dejaba todas las noches aquí. Aquí mismo donde estoy parado. Mirábamos como esos hombres se acercaban a esas mujeres y te daba asco. Ahora lo has perdido. Ahora me has perdido. Aunque me estés mirando y sonriendo como antes, me has perdido.