Él es el cantante


Tito Miranda subio al omnibus en Salaverry. Con destreza se acomodó la guitarra y empezó a calibrar su voz al ritmo de Lavoe. "Yo soy el cantante..." Apurado y con desordenes mentales recorría las teclas de mi morotolla como Tito rasgaba las seis cuerdas de su instrumento, dejé de escribir y por primera vez escuche bien la letra; la versión acústica de un clásico de la salsa hizo que concentrara mi atracción en Miranda, dejara el celular en la pierna y decifre lo que realmente significaba el canto.

No duró mucho, creo que no concluyó la canción, al rato pasó a una de Marc Anthony que poco gusta a mi padre. Dejé de atenderle mientras terminaba de escribir un sms. Se animaba sólo, como si subir al omnibus le proporcionara un escenario libre para dedicar las canciones que le vienen al alma y simplemente su público apenas amenice su viaje.

Cuando Tito Miranda sube a un bus nadie aplaude, nadie si quiera se percata de su presencia si no lo ve correr para el chofer lo deje subir, si no eleva la voz y se presenta como todo un artista de recorrido por la Av. Salaverry, si no empieza a rasgar la guitarra y deleita a todos con su voz.
Cuando terminó de cantar una especie de salsa sensual abrió un gorrito que colgaba en la guitarra. Mano al pecho caballero, dejo otra vez el celular en la pierna y cincuenta céntimos se dejan caer. Se escucha un gracias y sigue su ruta bendiciendo a los que humildemente apreciamos la música.

0 Protecciones: